domingo, 25 de julio de 2010

SUPERPOSICIÓN

Recorro el pasillo de esta casa, que lleva a la sala, regreso del jardín pero no estoy seguro de si estoy, estaba despierto o si es que sueño. No, más bien me he levantado mecánicamente como otras tantas noches, pero ahora que camino de regreso a la habitación a la mitad de la sala que esta obscura, me invade una sensación que no sentía acaso desde la niñez, es decir una repelencia a algo que me eriza la piel, una sensación parecida al frió y mi mente me hace pensar que el frió solo existe de forma fatídica aquí. Y pienso que mis sentidos acaso confundidos por algo singular interpretan pobremente esto como frió. Me quedo inmóvil y mi pensamiento se debate sin forma ni mecanismo que use palabras o argumentos claros y de ese modo creo deducir, creo ver, creo negar, la sensación poderosa de que algo se acerca de un lugar indefinido donde sospecho no hay materia, empero es mas solidó que lo palpable.
Y de este modo mi alma cree casi mensurar ese universo, es decir sentir su peso y son cantidades tan insensatas, que obligado por esta impresión veo despreciada la realidad, de la que me alejo constantemente.
Ahora contemplo sin poder dejar de mirar algo nuevo, veo encimada como una proyección como una intromisión en la realidad una imagen que anula a su vez las tres dimensiones, es decir lo ortogonal de los muros al plafón a mi lado derecho.
Y en este estado pasmado en el que está mi cuerpo, contemplo círculos adyacentes cuyos bordes se agitan y sus centros son como de agua sucia y negra.
Tal que tengo la impresión de ser tocado por este universo- circunstancia -imagen, y es de una forma repugnante por que su contacto lo percibo como hilos rígidos agrupados en mechones: como pelos y por artificios desconocidos a mi mente me llega una imagen de algo parecido a una tarántula de proporciones imposibles



Gigante opaca todavía, transparente cual si aun no terminara de entrar a la realidad y está superpuesta a la sala.

Entonces por alguna suerte mis piernas se destraban y corro dándole la espalda a la visión pero la imagen de los círculos de agua y el ente tarántula a mi espalda me aprisionan y no me dejan dar un paso más

Yo narro la situación repito todo lo anterior hablo sobre un hombre que corre peligro y que esta inmóvil de pie en la sala de su casa.
En ese momento estoy fuera de la sala y estoy en otro pasillo, volteo y veo que el hombre sigue parado inmóvil, deduzco que seguirá ahí eternamente por que detengo mi narración sobre él.
Ahora otra duda me embarga; que gobernado por las leyes del sueño o la alucinación, las puertas no abran o den hacia ningún lado.