sábado, 9 de marzo de 2013

Las suposiciones







A veces pensaba en escribir capítulos de su vida, pero más veces la encontraba repetitiva y se preguntaba  que si acaso la escribiera sería lo mismo, siempre con cambios en la forma de pensar y en los estados de ánimo en un paseo por las emociones terrenas, develando tal vez, un orden macabro en esa vida, así que este punto le atrajo de sobremanera y se puso a escribir un día de esos en los que se piensa que se ha encontrado el secreto de la creación, para tratar de encontrar una mecánica que no había visto de sí mismo en la forma de razonar.
Encontró que al alinear sin querer todos los aspectos de su vida que según él creía importantes habían ciertos puntos que vistos desde un punto de vista más estrictos no eran ciertamente cruciales en su vida, pero aun peor fue el encontrar que habían cosas que le oprimían y que no estaban en esa lista.
Eran cosas que no podía recordar, eran sueños de una realidad macabra y terrible que el hombre no quería recordar, cual deudor que ignora un ultimátum de su prestamista. Que quiere olvidar porque sabe que no podrá nunca pagar.
Y que está harto de pensar en lo que lo atormenta, que quiere dormir y olvidarse de todo de una vez.
 Sintió miedo e hizo una bola de papel con su lista. Que pretendía encontrar el orden de su vida.
Pero una mañana camino al trabajo en el tren empezó a escribir suposiciones que solamente evidenciaban que todo lo que escribía  no eran más que ideas como las que tiene cualquiera que gusta de divagar y cualquiera que no sabe realmente lo que está haciendo. Muchas veces, tal vez algunas noches él lo había vislumbrado alguna vez, esa línea que une las palabras y las cosas, que evita que lo que se ha visto se borre, esa línea que une los pensamientos y los sujeta. Que está en un lugar y está en todos a la vez, ¡ahí estaba!, lo sentía, empero, sabía que no podría alcanzarlo se lo habían arrancado, se lo habían quitado de entre las manos! Y él no había hecho nada para detenerlos no podía tocarlos, ni verlos, no podía hablar con ellos, porque tenía miedo de que toda su vida se fuera como lo le acababan de quitarle, ahora lo seguían, y él estaba consciente de que no se podía engañar a sí mismo, de alguna manera siempre lo había hecho pero esta vez no era así, él no se podía decir así mismo que estaba loco y que no era cierto que en un sueño unos extraños lo condenaron a muerte hablándole  a su alma  retorciéndola de  miedo y dolor, porque esa presencia era más contundente que la existencia de toda la gente del tren, pero que haría era sólo un hombre, que podría haber hecho para merecer ese castigo él siempre había tenido cuidado, toda su vida había tratado de ser prudente, que había podido salir mal, se sentía como cuando era niño, los pandilleros lo amenazaban con golpearlo y él se sentía tan indefenso y tan solo En ese mundo que parecía que no lo dejaría vivir otro día, cuanta angustia y cuanto miedo cabía en ese niño  que creció y olvido que algo no humano lo amenazo una noche o tal vez un día En vigilia ,
- que  quieren de mí apenas y puedo pensar- dijo. De nuevo lo habían reducido a ese pequeño niño miedoso, agredían y lastimaban al niño de años atrás y no al hombre actual, el que era más  fuerte. Podían devorar años de experiencia y de tiempo, en lo que se supone se forja la mente, la curvaban la trucaban cómo él podía olvidar que ya era un hombre,  que tenía problemas en el trabajo, con sus compañeros  con gente real, por qué todo eso que era tan importante ayer se reducía a nada hoy.
Estaba jugando a relacionar cosas en el tren de ida a su trabajo cuando se le vino a la mente una palabra, él pensó que eso era algo revelador no era mucho pero había cambiado la relación en sus pensamientos. Un momento después lo olvidó, se quedó solo, como siempre lo había estado y no sabía si debía tener miedo de eso.
- Me pregunto qué harían no son estúpidos, yo ya sabía algo de eso me matarían de forma sobrenatural, harían que me suicidará, mandarían alguien a matarme qué diablos harían. Al fin y al cabo ellos eran los que lo controlaban todo, y yo sólo era como un animal muerto a quien se le dan impulsos eléctricos para que mostrara alguna  simple reacción,  ya  haciéndome sentir miedo, ya dándome un momento de aparente calma pasando de un estado de animo a otro y estaba considerando no solamente lo lógico, sino también lo sobrenatural, sólo el miedo podía cambiar mi lógica, sólo algo tan revelador como lo ilógico, lo no aplicable
--Todo se ve diferente, sin duda es mi último y día vivo, ¿cómo me darán muerte, tal vez en sueños, Quien sabe?--.
Cuan extraña  es la diferencia o la igualdad entre quienes mueren viejos, resignados y hasta deseando la muerte, los que morimos sacando los dientes tal vez ellos  han sido convencidos de ir al matadero, de que han vivido lo suficiente,  suficientes años para morirse, que no tiene sentido ese pataleo antes de morir o mientras se está vivo.
Lo más probable es que, eso que escribí esta mañana en el tren no valía nada, no significaba absolutamente nada, ahora estoy un poco lucido pero cuando ellos impongan su voluntad yo ni siquiera podré hablar de horror.
Ya No tiene importancia si esto es cierto o falso, si a ellos les place yo lo olvidare mañana y si ellos quieren el corazón me estallara esta noche en un sueño, y tampoco importa ya si hallan diversión o no en sus acciones, si acaso  es un sentimiento o ya algo superior carente de intención.
Porque es como si se acercaran lentamente al cuerpo y le hablaren a la medula despacio, susurrándole. Para así dejar a la mente sola, como siempre para que se despedace así misma con sus suposiciones.
Pensaba en la tarde y en su casa después de no haber ido al trabajo al bajar del tren y haber pasado toda la tarde en un parque  y ahora se encontraba de frente a su esposa y  le servía la cena.
Él lo había pensado antes habían ciertas alternativas una de ellas era que sus perseguidores se descubrieran tal vez delatándose hablándome  a través de mi esposa tal vez contestándome a un pensamiento con una sentencia diciéndome que no tenía caso que me esforzara pensando.
Porque al fin y al cabo ellos saben todo lo que yo razono. Después de todo ya lo habían hecho antes, como ese anciano desconocido aquella vez En la calle diciéndome un comentario sin sentido un
– hasta dónde quieres llegar hombrecito.
Aquella vez no pensé nada. Ahora sé quién lo dijo realmente esa mañana tomando un cuerpo y una voz prestada,  me pregunto si no se les párese vulgar que toda la gente conozca sus métodos, como este tan conocido hasta para los cineastas.
 El hombre reparo que su esposa lo miraba atentamente y le dijo
- ¿qué te pasa, sucedió algo en el trabajo? te veo preocupado.
-Resulta que... e inventé algo para ver cuál era su reacción pues yo nunca había tenido problemas para mentirle ella lo sabía y escucho con atención y me dijo  lo que siempre me decía cuando yo le contaba la basura del trabajo
- todo va salir bien- ella dijo.
Y al no notar ninguna reacción pensó:
--Tal vez esperan que sienta que estoy paranoico y comience a confiarme de nuevo, es de esperar de quienes bautizaron al pensamiento con nombres médicos. Mi propia esposa podría envenenare o dispararme con el arma del buró de la recamara, con tantas formas de matarme, soy vulnerable, ¡por qué no simplemente me hacen sentir miedo, como hacen siempre que quiero pensar! Se dijo, con la expresión de la desesperación en el rostro.
Detrás del hombre una cuchara callo de la mesa como si un ser invisible o voluntad lo hubiese tirado, tras una pausa el hombre rió
–Es el colmo de los colmos- dijo pero algo dentro de él le decía quien la había tirado realmente, comprendió que hasta ahí llegaba su dominio .El ente la había tirado, el hombre comenzó a sentirse mareado. Se le vino a la cabeza la idea de que le temían y esa era la causa de su muerte, pero jactarse de eso justo antes de morir hubiera sido tan ridículo como el mismo vencido burlándose de sus enemigos, que caso tenia  si era verdad o no, ¡se dio cuenta de la situación! y  pensó en vomitar, pero sus miembros no le respondían, se sujetó de la mesa para no caer y pudo ver a su esposa bajar casualmente por la escalera , caminar y cruzar el umbral de la cocina,  miro las manos de su mujer con sorpresa, traía consigo el revólver del buró, casi fue necesario usarlo pues el hombre tomo formidable fuerza sobrehumana para acercarse a su esposa pero la inminencia de la ceguera , la pérdida del control del cuerpo y los fuertes ruidos que escuchaba en su cabeza le hicieron perder la noción de la situación , ahora él ya no la veía a ella, ni la escuchaba a ella. Manoteaba y se abatía, un ataque cardiaco lo detuvo en su avance ciego hacia su esposa, Recordó que su mujer tenía amoríos con su primo y que le había pedido el divorcio, que él se había negado, que  había amenazado con matarlos a los dos si volvía mencionar el asunto.
Que lo que había descubierto ese día divagando con los argumentos en el tren es que la vida no tiene ningún sentido, que la realidad no existe, que se genera frente a tus ojos.
Que lo único que une las cosas o las separa es la ilusión de la mente ,  que después de la muerte no hay ni cielo ni infierno, sólo la nada, que ella lo sabía, que todo el mundo en secreto lo sabe, que nada implica nada, pero se aferran al deseo , en el caso de ella al de ser amada y él se aferraba al deseo de la rutina y trataba de llenar el vacío con fantasmas y perseguidores, pero el vacío no se llena jamás.
Que cualquiera se puede tomar la libertad de considerar la verdad, como mera suposición.