miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL COLOR AZUL


El hombre soñó y tubo un atisbo de que en ese lugar la imaginación era apenas frenada por muros de pensamiento.

Y sintió que todo era tan confuso, sin desilusión en su alma, pero también su mente estaba en lejanos lugares donde es difícil pensar en el pensamiento propio

Y no tuvo miedo, y supo que él se hallaba en las regiones del sueño profundo como la tierra. Y supo que podría despertar, pero esto no le inquietó, ya que en esas regiones se encontraba demasiado lejos ya, y la distancia hacía que todo se viera tan lejos en el pensamiento. Y el acaecimiento de que podía despertar no parecía tener excesivo sentido.

Y en la lejanía de ese mundo apuntalado por sueños vislumbró un color azul soñado y con el un dios gigante atravesó el cielo ante el, y supo que todo el infinito pasaría frente de sí y supo que podría estar toda la eternidad, así como estaba, pero ese pensamiento también al igual que miles de pensamientos en la eternidad pasarían también y todo perdería su importancia.

Al despertar abandoné mi narración en tercera persona y me sobresalte de la declaración del sueño, tuve miedo, y asumí el horror cuando recordé que en uno de los miles de pensamientos y imágenes que pasaban ante mí en mi sueño, me había visto sentado en mi cama reflexionando en esto, pero como otras centurias de pensamientos esté atravesó el cielo también frente a mì, en ese enorme océano de la eternidad.