lunes, 27 de diciembre de 2010

El casting

Estaba en un restaurante japonés leyendo el menú cuando mi mente se abstrajo en una imagen en el cartón:

Un círculo, primero recordé que el Buda de antiguo era representado por un círculo y representaba la aceptación hacia el Darma, pero después vi que era un círculo hecho de espirales.

El argumento en espiral pensé, por la impresión de regresar a lo mismo, repetición y descenso.

Correr las mañanas en el parque, correr en círculos, no llegar a ningún lado.

Nacer y morir Triunfar y fracasar recuperar la salud y volver a enfermar Pensar que ya pensaste, ver que ya viste, estar donde ya estuviste, recordar que ya habías recordado.

Un argumento más grande compuesto de argumentos pero solo visto desde fuera.

Un simbolismo representado por el hombre desde el arte megalítico.

En la mente un suceso circular que se repite, que es recurrente, se ve desde fuera, no es un círculo sino una espiral descendente.

Es una representación de lo eterno de dios.

El círculo hecho de espirales revela un sistema compuesto por sistemas: una ratonera.

Termine de comer y mi inconsciente marcaba una dirección un lugar a donde ir, no era muy tarde llegaría pronto.

Estaba formado en una fila enorme para un casting al parecer de una obra de teatro callejero.

Pero me arrepentía ya no quería hacer la prueba.

Los de la obra retenían mis cosas y no podía irme hasta pasar al casting.

Me tuve que volver a formar.

Encontré a una pareja de conocidos en la fila y no me reconocieron, no eran ellos descubrí después

La fila era muy larga y yo era el último.

Además, yo ya había olvidado mi parlamento.

Al llegar con el director de la obra otros dos estaban con el observando frente a la calle

Me doy cuenta de que la obra es simbolista.

Hay dos personajes hombre y mujer.

La escenografía es una calle con postes y basura, en el centro una pareja habla pero en la esquina de la calle un perro se convulsiona y agoniza.

Me dicen algo y yo recuerdo mi parlamento sobre la marcha.

Debo tomar un saco que esta sobre la acera.

El saco es el símbolo de mi inseguridad.

Si tomo el saco muy rápido revela mi miedo y si me lo pongo con dificultad representa mi incapacidad para defenderme.

Caigo en cuenta que no digo los diálogos porque los recuerde sino porque surgen en el instante ante la situación, es un artificio de la obra.

Los primeros diálogos estaban hechos para obtener siempre la misma respuesta.

Primer acto.

--¿No vas a tomar tu saco? --dice la mujer.

--¿qué?

--Está lloviendo ¿no ves?

--¿El perro es de verdad?

(Nadie le pone atención al perro, como si no existiera)

--Tengo que mostrarte un dibujo—dice el hombre.

--Lo conozco me lo mostró una vez mi hermano.

--¿Es impresionante no? Es una representación de dios, como lo que viste en el restaurante.

--¿Cómo sabes eso? (tomo el saco que está tirado y me lo pongo rápidamente)

--¿Cómo fue cuando te mostró el dibujo?

--Yo le pregunte a mi hermano ¿qué día es?

--tengo un dibujo—me dijo.

--el dibujo era un polígono asimétrico, mi hermano es dibujante pero esto no estaba hecho por él

Era blanco y negro, de estructura perfecta, se veía dibujado a mano pero sin ningún error.

Comprendí entonces a los escritores del horror cósmico con sus ciudades de estructura alucinante.

Pero eso era más que una ciudad.

Comencé a pensar que era una parte de dios, que era una ciudad- arquetipo- paisaje.

Y su contemplación de dibujo dentro de dibujos devoraba al espectador me devoraba a mí y yo sentía que el dibujo se agrandaba y que yo empequeñecía ante su estructura (como de edificios, que me pareció se movían)

Pensé en argumentos que se acoplaban en uno solo como el cartón del menú en el restaurante.

Sentado en el restaurante me di cuenta de que no hay salida.

--¿Cuál era mi tentativa al crear esta obra?

--la obra es, no puede ser creada puesto que es parte de una espiral eterna.

--el sistema en el que estamos inmersos no tiene salida ,da un aparente orden como el laberinto que vende la idea de que hay por lo menos una salida, pero esta es solo para alimentar la esperanza.

Pero si ellos también hicieron el casting, ¿qué hay de ellos?

Tu mente nos genera para poder ver, somos el último remanente de tu mente.

¿Dónde termina el simbolismo y comienza la realidad?

Todos los de la obra son tú mismo en su última disociación. No hay diferencia entre simbolismo y realidad .Aquí es donde todas las representaciones, figuras, argumentos se funden para hacerte uno con dios.

--Juntaste en tu mente todos estos argumentos para ver, has visto y no se puede hacer otra cosa

--Yo soy el perro que se convulsiona en el lodo y que nadie quiere ver, al que todos ignoran, la realidad es un charco de lodo.

--Ahora que lo sabes ya eres libre.

***

Veo a un hombre que está sentado dentro de un restaurante y se abstrae en el menú.

Camina media calle y llega a un casting y recuerda algo de un dibujo de polígonos y algo como un mándala de espirales , un círculo de espirales, lo relaciona todo en su mente y cae en cuenta de que es el perro en una calle al que todos ignoran, que nadie quiere ver, el mismo no lo quiere ver porque ese perro le muestra la realidad: un charco de lodo, veo que estoy pero alguien más arriba me ve y yo sigo atrapado en el sistema que es circular, que no tiene salida, los polígonos se remolinan en espiral como dientes y me jalan.

¿Yo caigo hacia ellos o ese lugar se aproxima hacia mí?

Son enormes, ciclópeos como montañas.

Veo con más detenimiento y no es un perro el que se convulsiona, es un hombre: yo.

En el lodo surgen polígonos que me abrasan, que se acoplan a mi espíritu y lo trituran cosas maravillosas y horribles ocurren, acepto el laberinto sin salida, a la espiral, el círculo y todas las formas sorprendentes que tienen los argumentos que se presentan ante mis ojos y se hacen uno.

Estoy hecho para esto, me digo.

Un hombre pasa con prisa y me ve de reojo: soy yo, recuerdo que ya me había visto un día que lloviznaba y yo tenía prisa y problemas y no quería identificarme con ese ser que se convulsionaba en el lodo. La realidad da pistas de todo esto pero se generan olvidos intencionados para poder seguir viviendo en la cotidianidad, el círculo se completa la espiral termina, ahora que me ha visto no me podrá borrar de su mente y un día caerá en cuenta que siempre estuvo aquí: tirado en el lodo

Una señora pasa frente a mí y el niño que le sujeta la mano me señala, su madre me ve y le tapa los ojos a su hijo.

--No pasa nada mi amor – le dice.

Fin